El encuentro III

(Anterior: http://palabrasdelimon.blogspot.com.es/2014/01/el-encuentro-ii.html)

Viernes, 21 de octubre. 03:00

Lo esperé en el marco de la puerta, aún sin quitarme la ropa del concierto. "Demasiado arreglada para la ocasión", como hubiera dicho R. No quiero ni pensar en él, me da escalofríos recordarlo. R es el motivo de irme de mi casa. El motivo de querer empezar de cero. R es el único capaz de hacer que quiera pegarme un tiro en el concierto de mi grupo favorito. R es el único capaz de amargarme la existencia aún diciendo quererme. Gracias que R desapareció esa misma noche. Lucas no sólo había aparecido en el momento oportuno, me había salvado de mi realidad. De mi demasiado real realidad. 

Pero no todo fue tan perfecto como yo lo imaginé, Lucas subió el último escalón con un sentimiento de culpa que asfixiaba a todo el edificio. A todo el complejo, mejor dicho. Y me miró a los ojos buscando la manera de escapar de su demasiado real realidad. Y creo que se juntaron las dos demasiado reales realidades y se hicieron un lío que terminaron uniéndonos a los dos entre el amor y la desdicha eterna. 

-Mía, esto no está bien.- Me dijo clavándome sus ojos verde esperanza en el alma. Esperanza era lo que necesitábamos...
-¿Cómo que no está bien?- Sonreí. Lucas dijo en una ocasión que esa sonrisa le dio fuerzas para continuar, pero yo sólo sonreí.
-Mía, probablemente, después de lo que te tengo que decir, me odies para siempre. Probablemente no quieras volver a hablarme nunca. Y probablemente querrás que nunca hubiera aparecido en tu vida. 
-No seas tan exagerado. Tampoco hemos hecho nada malo. Y lo único que podría molestarme es que aparecieras un viernes de madrugada en mi habitación teniendo a alguien esperándote en casa. Pero vamos, no creo que...- Y me callé. Porque sus ojos brillaron. Y no porque tuvieran que brillar, sino porque la luz que desprendían las bombillas del pasillo se reflejaba en el agua que había encharcado desde sus huesos hasta los míos.- Dime que no es verdad, Lucas...
-Lo siento, Mía. Entenderé cualquier reacción que tengas, porque yo tampoco entiendo qué hago aquí.
-De todas formas aquí no ha pasado nada.
-Exacto, no ha pasado nada externamente. Pero algo sí ha pasado. Y lo que ha pasado es que dentro de mí no quepo. Que yo me juré no volver a sentir nada por nadie. Y el alcohol me ha traicionado. El alcohol me ha traído hasta tu ventana. 
-Yo no sé si quiero volver a complicarme la vida, Lucas. No he conseguido dejar de pensar en lo de esta mañana en todo el día. Y sólo han pasado unas hora. Necesito aclararme. Demasiadas sensaciones en muy poco tiempo.  

Él se fue. Pero la asfixia seguía allí. Ahora ya no me rompía el alma su sentimiento de culpa. Me paraba el corazón que siempre todo lo bonito tuviera una parte tan horrible detrás. 
Me encerré, puse el reproductor y escuché en bucle durante tres veces "A la orilla de la chimenea" intentando quemarme entre sus brasas. 

No hay comentarios: