Volver a caer.

Lunes, 8 de abril. 22:07
"Quizás aquel refrán de 'ojos azules, embusteros' esté desfasado. Yo creo que los ojos de mi Sandy son más inestables que mentirosos. De hecho, podría hacer un reportaje con las mil peores formas de mentir que tiene Sandy. No sabe hacerlo porque no lo necesita. Afronta la vida con sinceridad y eso le hace parecer la chica más triste de la ciudad. Si supiera la manera de alegrar esa mirada, si supiera cómo hacer que su alma viva en paz...
Quizás para ello lo único necesario es hacer que viva en la ignorancia, cosa que ella misma nunca permitiría. 

Mira que eres cabezona, tonta mía. Eres cabezona hasta morir. Y eso, a la vez que me molesta, me enamora. Si algo te convence, ya puede bajar Dios que no vas a cambiar de opinión. Puta loca. Y sí, loca, estás loca. Esos puntazos que te dan, no son normales. Estás tan loca que me has vuelto loco por ti. Y vuelves a hacer que te odie y te adore a partes iguales. 
Y, Sandy, hay algo que cada vez que pronuncias con esos labios de ensueño, me rompe el alma de amor. Cuando usas el 'te odio' como quién usa el 'te quiero', haces que mi vida empiece a girar del revés. 
Quizás nadie sea capaz de odiarme como tú me odias. Ese odio que me despierta diciendo 'Lucas, es que te quiero tanto que te odio por hacer que te quiera así. Y, a la vez, te vuelvo a querer por provocar ese odio que, al fin y al cabo, no es más que amor sin pulir. Pero eso vuelve a provocar que te vuelva a odiar por no dejar que te quiera sin más, por provocar que siempre seas algo más. Eres odioso.' Nunca te perdonaré que eso me lo dijeras al despertar. Eres la reina de la espontaneidad, de la elección de los peores momentos. Un día me va a dar un ataque de amor por esas cosas que me van a dejar en el sitio. 

Maldita Sandy. Maldito encanto natural. Maldita toda. Maldita y mil veces maldita. 
'Tienes el superpoder de enamorar todo lo que tocas' te recriminé un día. Un día que amanecí con el corazón roto. Roto de amor, de odio, de impotencia. Roto porque te habías marchado sin despedirte. Roto porque cada vez nos sentimos más obsesos. Roto porque no estabas. 

Mi Mía, mi Sandy, mi princesita acuática, mil dulce agria. Eres extremática, aunque no exista, me invento palabras porque el diccionario se queda corto para describirte. Nadie sabe describir la perfección. Y como toda perfección es completamente subjetiva, yo te digo que tú representas lo extremático. Eres algo y todo lo contrario. Eres fuego y eres agua. Eres frío y eres calor. Eres frigidez y eres la lujuria. Hay quién lo denominaría 'equilibrio', pero no. Tú lo que eres es extremática. Lo eres todo y no eres nada. Eres sueño y pesadilla. Eres todo lo que cualquiera podría necesitar en su vida y eres lo que nadie tiene el valor de encajar en la propia. 
Eres la que vuela, digámoslo así. 

Te odio, Mía. Te odio como si no existiera un mañana. Te odio como si fuera mi último aliento. Te odio tanto que me matas y me das vida, otra vez sentimientos extremáticos. 

Aquel día, en el cafetín, aquel día que tuve el descaro de no esconderte en forma de seudónimo en el recital de mi último relato basado, sin lugar a dudas, en tu última visita a mi vida. Aquel día tuve el descaro de expresar todo tal y como lo sentía. Y aún sigo dándole las gracias al señor de que el tren de Marla se retrasara. Y aún sigo dándole las gracias al señor de que vinieras sola. 

No puedo seguir así, Sandy, te necesito. Y sé casi seguro que justo ahora será el momento en el que menos me necesites tú a mí. Pero yo quiero volver a ser tu apoyo. Volver a ser tu odiado, tu tumor maligno. 
Quizás todo sería más sencillo, rápido y concreto si te hubiera llamado en lugar de escribirte esta carta. O quizás si te hubiera ido a buscar. A buscarte bajo la lluvia, como la última vez que te apareciste. 
Mía, vuelve. Deja que te cure con las 'toneladas de cariño que mereces y que nunca te han dado'. Deja que te proteja del dolor y del desamparo. Deja que mi piel cure tu piel. 

Déjate querer."

Jueves, 11 de abril. 10:07
"¿Te imaginas que pudiéramos ser felices realmente alguna vez? ¿Te imaginas que algún día llegásemos a tener una relación sana y estable de la que pudieran florecer incluso niños? Contigo nunca podré ver ese futuro. Y no porque no quiera, no. Sino porque es la propia vida la que no quiere. 
Sandy, por mí, me iba esta noche contigo al fin del mundo para no volver jamás. Pero no puedo. Tengo una pareja que me quiere y me respeta y al que le debo lo mismo. Tengo una pareja que no me abandona cuando más lo necesito. Tengo una pareja que contigo nunca podría ser. 
Y nunca dudes que no es por el amor que ambos sentimos, porque que me parta un rayo en mil pedazos si miento al decir que te digo amando y odiando de la misma forma que cuando te conocí. Que mil rayos me atraviesen si miento al decir que todos los santos días me despierto odiándome y odiándote  por todo lo que siento en el interior de mi pecho. 
Pero no es el momento. Y mira que me da rabia escribirte la palabra 'momento', pero es lo que toca. Ahora mismo soy tan autodestructiva que acabaría destruyéndote a ti también. 

Es cierto, tengo el superpoder de enamorar todo lo que toco. Y, lejos de ser una virtud, es toda una maldición. No es algo sencillo intentar día tras día olvidar todo lo que siento por ti para intentar sentir una copia mala de lo que debo sentir, de lo que él siente por mí. Estoy harta. 
Lucas, me parte el alma robarles la vida, robarles el amor, de esta manera. Y lo sabes, sabes cómo me siento, porque eres de las pocas personas que realmente son capaces de sentir lo que yo siento. De empatizar como yo lo hago. 
Provocar que las vidas de otros dejen de tener sentido, no es agradable. Provocar sentimientos extremos, que no extremáticos como provoco en ti, no es algo de lo que me sienta orgullosa. 

Lucas, si te doy una dirección, una fecha y una hora, ¿huirías conmigo? Tal vez deba dejar de contentar al deber. Tal vez deba dejar de buscar el momento perfecto y volver a dejarme llevar. Tal vez este sea nuestro momento y lo estemos dejando escapar. O tal vez no, pero te aseguro que si te pierdo a ti, me pierdo a mí. Te necesito para que me sigas recordando quién soy y de qué soy capaz. 

Imagina, si en un trozo tan pequeño de papel como lo es esta carta, soy capaz de contradecirme tanto, cómo será mi vida actual. Tú decides, como siempre.

¿Huimos?
Te espero el viernes en el callejón contiguo al café de Helena. 

Con sentimientos extremáticos, tu Sandy.
Mía."

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